Insomnio

Qué es

El insomnio o la agripnia es un trastorno que consiste en la incapacidad para conciliar el sueño o permanecer dormido. En los pacientes que lo sufren, la duración y la calidad del sueño son bajas e interfiere en su vida cotidiana. Este trastorno se manifiesta con una dificultad para iniciar el sueño, para mantenerlo o mediante un despertar final adelantado.

Causas

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), se pueden establecer las causas del insomnio según su procedencia:

Causas primarias

Son aquellas que tienen que ver con el mantenimiento de una higiene del sueño adecuada o aspectos psicológicos:

  • Cambios fisiológicos: el envejecimiento produce cambios en el patrón del sueño. En las personas mayores es frecuente la reducción de las horas y la calidad del sueño y un aumento de la somnolencia diurna.
  • Estilo de vida: los cambios constantes de horario, bien por cuestiones laborales o por los viajes (jet-lag) provocan trastornos del ritmo circadiano.
  • Fármacos: entre los medicamentos y sustancias que pueden alterar el sueño se encuentran los antihipertensivos, anticolinérgicos, hormonas, estimulantes, esteroides, antidepresivos, broncodilatadores, descongestionantes, antineoplásicos, la cafeína y la levodopa.

Causas secundarias

El insomnio en ocasiones se da a causa de una patología ya existente en el paciente o a factores de tipo ambiental.

  • Patologías físicas o psicológicas: algunas enfermedades o trastornos asociados con el insomnio son los siguientes:
    • Trastornos cardiovascularesinsuficiencia coronaria, insuficiencia ventricular izquierda y arritmias cardiacas.
    • Trastornos pulmonares: enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma.
    • Trastornos de la conducta alimentaria (TCA): anorexia nerviosa.
    • Trastornos endocrinos: disfunción tiroidea.
    • Trastornos neurológicoscefaleas, enfermedad de Parkinson, lesiones en el tálamo, demencia, etcétera.
  • Factores ambientales: Las temperaturas extremas, los cambios de horarios o los viajes son factores que modifican el patrón de sueño y pueden causar insomnio.

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Síntomas

Los síntomas de insomnio son fáciles de detectar, pues el propio paciente nota las dificultades para conciliar el sueño o bien se despierta de forma precoz. La falta de descanso se manifiesta a lo largo del día causando cansancio, debilidad y, en casos extremos, incluso lentitud a la hora de procesar información, irritabilidad, etcétera.

Mujer con insonmnio

La incapacidad para conciliar el sueño o permancer dormido repercute en la calidad de vida de las personas.

Prevención

En general, mantener una buena higiene del sueño ayuda a prevenir el insomnio y los problemas relacionados con la falta de descanso. Estos son algunos consejos eficaces para conciliar el sueño:

  • Evitar utilizar el dormitorio como lugar de trabajo o para realizar otras actividades que no sean el reposo. Esto ayuda a asociar la cama con el sueño.
  • Acondicionar el dormitorio antes de dormir para que tenga la temperatura adecuada.
  • Crear un ambiente relajado y confortable en la habitación, modulando la intensidad de la luz y evitando los ruidos.
  • Desconectar los móviles y otros dispositivos electrónicos y retirarlos del dormitorio.
  • Acostarse siempre a la misma hora para que el sueño se convierta en un hábito.
  • Realizar actividades relajantes una hora antes de acostarse.
  • Evitar hacer ejercicio intenso antes de irse a dormir.
  • Evitar las cenas copiosas que pueden dificultar la digestión y hacer que resulte más difícil quedarse dormido.
  • Limitar la ingesta de grandes cantidades de líquidos antes de dormir para evitar que la necesidad de orinar interrumpa el sueño.
  • En verano, es importante no dormir con las ventanas abiertas para evitar que los ruidos de la calle interrumpan el sueño.
  • Bajar las persianas para que el exceso de luz no nos despierte al amanecer.

Tipos

  • Transitorio: dura menos de tres semanas y en su origen intervienen numerosos factores que generalmente pueden ser modificados, como los ambientales y relacionados con el estilo de vida, ciertas enfermedades y los fármacos con los que se tratan. Cerca del 90 por ciento de la población admite haber sufrido un episodio de insomnio a lo largo de su vida.
  • Crónico: supera las tres semanas de duración. Puede ser percibido como una patología que interfiere en la actividad diaria del enfermo con graves consecuencias físicas y psíquicas.

Diagnóstico

Con el fin de diagnosticar el insomnio, el médico valorará el patrón de sueño de la persona, el uso que ésta haga de medicamentos, alcohol y drogas ilegales, el grado del estrés psicológico, la historia clínica y su nivel de actividad física. Algunas personas necesitan menos sueño que otras y por ello el diagnóstico de insomnio se basará en las necesidades individuales. Los médicos pueden clasificar el insomnio como primario, una alteración del sueño de larga duración que aparentemente no está asociada a factores de estrés ni a vivencias, o como secundario, una alteración causada por dolor, ansiedad, fármacos, depresión o un estrés desmesurado.

En primer lugar se debe descartar, mediante exploración física y examen psicológico, cualquier patología que pueda causar el insomnio. El correcto tratamiento de este trastorno sólo es posible si se determina de manera precisa su origen. En ocasiones el insomnio enmascara un problema de ansiedad o depresión. Asimismo, debe evaluarse la higiene del sueño del paciente, como la ingestión de bebidas alcohólicas o con cafeína durante la noche, los fármacos que toma para otras patologías, los ambientes ruidosos, mal oxigenados o con temperaturas extremas, y hábitos como el de leer o ver la televisión en la cama. Estas costumbres deben corregirse antes de comenzar el tratamiento. Por otra parte, no deben olvidarse las posibles patologías psicológicas y los antecedentes familiares.

Pruebas y exámenes

Algunas de las pruebas que pueden ayudar a determinar el tipo de insomnio que tiene el paciente y a determinar cuál es el tratamiento más adecuado son las siguientes:

  • Escala de Epworth: Se trata de un test en el que el paciente indica las ocasiones en las que se queda dormido durante el día (hipersomnia diurna) cuando sufre problemas para conciliar el sueño durante la noche.
  • Polisomnografía nocturna: El paciente duerme durante una noche en el laboratorio, donde se analiza la latencia del sueño, su duración, el número de despertares y otro tipo de factores. Es un examen muy poco frecuente y no recomendado, debido a la dificultad que suele presentar el paciente para dormirse en un lugar extraño para él, como un laboratorio. La prueba sólo se recomienda en casos de que se sospeche que el insomnio es causado por una patología respiratoria, algún tipo de síndrome o estímulos que provoquen conductas violentas, según establece la Academia Americana de la Medicina del Sueño.

Tratamientos

Reeducación del sueño o terapia conductual-cognitiva:

Según la SEN, la terapia conductual-cognitiva es la más efectiva; este tipo de tratamientos tiene un éxito del 70 por ciento. Consiste en mejorar la higiene del sueño, controlar los estímulos que provocan insomnio y regular los horarios:

  • No ir a la cama hasta tener sueño.
  • No ver la televisión, leer o comer en la cama.
  • Se deben evitar agentes externos que produzcan ruido y que puedan interferir en el sueño, como los teléfonos móviles o la televisión.
  • Separación mínima de una hora entre la última ingesta y acostarse.
  • Evitar las comidas copiosas.
  • Eliminar el alcohol ya que, a pesar de inducir el sueño, produce despertares precoces y reduce el tiempo total de sueño.
  • Evitar tomar medicamentos que puedan producir insomnio como los glucocorticoides o los diuréticos.
  • Reducir el consumo de cafeína y tabaco.
  • Practicar ejercicio físico regular, pero nunca antes de acostarse.
  • Mejorar las condiciones ambientales, reducir los ruidos y evitar las temperaturas extremas.
  • Restricción del sueño: acortar el tiempo de cama al tiempo de sueño real. Posteriormente se va adelantando a la hora de acostarse de 15 a 30 minutos.
  • Terapias de relajación.
  • Establecer una rutina horaria para fijar el reloj biológico.

Tratamiento farmacológico:

Los fármacos son empleados para tratar los síntomas del insomnio o las enfermedades, físicas o psicológicas, que lo originan. En el primer caso se administran hipnóticos antes de acostarse y en el segundo ansiolíticos, antidepresivos o neurolépticos. El paciente no debe automedicarse en ningún caso, ya que estas sustancias pueden empeorar su patología, generar resistencias o crear adicción. El tratamiento debe ser establecido por el médico, quien valorará la necesidad de administrarlos en virtud del origen y la gravedad del trastorno.

Los medicamentos más frecuentes para tratar el insomnio son las benzodiacepinas, aunque si no se sigue el tratamiento con precaución puede causar efectos secundarios graves, según explica Hernando Pérez, coordinador del grupo de sueño de la SEN. Las benzodiacepinas pueden producir efectos sedativos o depresores en el sistema nervioso central, o efectos relajación muscular que pueden causar caídas, reflujo gastroesofágico o apneas. Si las tomas de benzodiacepinas se alargan, existe riesgo de llegar a causar Alzheimer, según han señalado algunos estudios. Por todo ello, no se debe tomar este tipo de fármacos durante un periodo mayor a las 12 semanas.

Otros medicamentos prescritos son la zopiclona, los barbitúricos, los antihistamínicos H1, determinadas plantas medicinales o la melatonina.

Técnicas de relajación

Son eficaces en la reducción de la hiperactividad fisiológica de los insomnes. Asimismo, la psicoterapia puede ayudar a que el paciente reconozca sus conflictos psicológicos o las experiencias traumáticas.

Insomnio y trabajo

Este es un trastorno moderno íntimamente ligado al estilo de vida. Por ello el diagnóstico debe tener en cuenta tanto las circunstancias que rodean la actividad familiar y social del individuo como la situación laboral que presenta. El insomnio es uno de los trastornos más comunes entre las personas que trabajan en turnos de noche debido a la alteración de los ritmos circadianos y a diversos factores sociales. Las personas que trabajan de noche también sufren más estrés, depresión, y tienen índices más elevados de separación y divorcios, ya que la vida familiar se resiente si los cónyuges no coinciden en sus horarios. Por otra parte, es frecuente el abuso de café y tabaco en un intento por mantenerse despierto durante el trabajo, y de alcohol y fármacos hipnóticos para adquirir el sueño. En estos casos el trabajador debe intentar dormir el máximo tiempo posible durante el día y pensar que el sueño es una prioridad, por encima de otras actividades familiares o sociales. En caso contrario su salud puede resentirse de manera grave.

Otros tratamientos

De forma adicional, también se puede recurrir a la cronoterapia, que consiste en determinar las horas de sueño y de vigilia en función de las necesidades del paciente.

La fototerapia o luminoterapia, por otra parte, consiste en el tratamiento con luz artificial potente expuesta o no sobre el paciente.

La fitoterapia también puede ser de ayuda en los casos en los que el insomnio sea ocasional. Los tratamientos fitoterápicos no tienen los efectos secundarios de los somníferos sintéticos; según una encuesta realizada recientemente por Infito, el 91 por ciento de los españoles los preferiría a los medicamentos de síntesis por esta razón. Las plantas medicinales más utilizadas son:

  • Valeriana: es tranquilizante e induce al sueño.
  • Pasiflora: ayuda a mantener el sueño, por lo que se recomienda a las personas que se despiertan a lo largo de la noche.
  • Amapola de California: evita los despertares precoces.

Es importante consultar con el farmacéutico qué preparado es el indicado en cada situación e informarle de otros medicamentos que se estén tomando para identificar posibles interacciones.

Realizamos estudios de electroencefalografía y polisomnografía, los cuales son métodos de diagnóstico en los trastornos del ciclo sueño–vigilia