Demencia senil

Qué es

La demencia senil es un término que concentra la disminución del funcionamiento intelectual que interfiere en las funciones cotidianas y que afecta, de forma completa o parcial,  a dos o más capacidades del paciente, como la memoria, el lenguaje, la percepción, el juicio o el razonamiento.

La demencia, a veces, esta denominada incorrectamente como “senilidad” o “demencia senil”, al conectarla de forma inherente al envejecimiento del paciente.

Según Sagrario Manzano, doctora y coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, “emplear el término demencia senil es erróneo, puesto que esta enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad”.

La enfermedad de Alzheimer representa entre el 60 y el 80 por ciento de los casos de demencia.

Causas

En términos generales, la demencia suele ocurrir a una edad avanzada, entendiendo ésta a partir de los 60 años. Por lo que el envejecimiento supone uno de los factores de riesgo más significativos.

En la mayoría de los casos, la demencia es una enfermedad de carácter degenerativo y, por lo tanto, irreversible. Por ello, las funciones o capacidades que se pierdan no podrán volver a ser recuperadas por el paciente.

Como excepción, existen algunas causas de la demencia que, si son detectadas a tiempo, pueden ser reversibles.

Éstas son, por ejemplo, algunas lesiones cerebrales, tumores en el cerebro, cambios en los niveles de glucosa, calcio o sodio (en estos casos la demencia se considera de origen metabólico), o niveles bajos de vitamina B12 en sangre.

Dentro de las causas que pueden provocar la demencia están:

  • La enfermedad de Huntington: Trastorno en el que determinadas partes del cerebro se degeneran. Es una enfermedad que se transmite de padres a hijos.
  • Lesiones cerebrales.
  • Esclerosis múltiple: Enfermedad autoinmunitaria que afecta al cerebro y a la médula espinal.
  • Parkinson: Afección en la que las células que ayudan a controlar el movimiento y la coordinación se van degenerando. La enfermedad provoca temblores y dificultad para moverse o andar.
  • Parálisis supranuclear progresiva: Trastorno que provoca dificultad en el movimiento debido a un daño producido en las neuronas.
  • Infecciones como sida, sífilis o la enfermedad de Lyme.

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Síntomas

Los síntomas de la demencia abarcan muchos aspectos de las funciones mentales del paciente. En términos  generales, se puede ver afectado el comportamiento emocional o de la personalidad, el lenguaje, la memoria, la percepción y el pensamiento o juicio.

Previamente a presentarse la enfermedad, la persona sufre un deterioro cognitivo leve (DCL) que incluye la dificultad para realizar varias tareas a la vez, para resolver problemas o para tomar decisiones.

Además, dificulta el recuerdo de hechos o conversaciones recientes y la agilidad mental se ve disminuida.

A medida que el trastorno empeora, los síntomas se agravan también y también pueden aparecer:

  • Pérdida de habilidades sociales y cambios de personalidad, lo cual lleva a comportamientos inapropiados en público y, a veces, agresivos.
  • Problemas a la hora de comunicarse, ya que el paciente presenta dificultad para recordar el nombre de objetos familiares. A esto se une la pérdida del sentido de la orientación por lo que la persona puede perderse con asiduidad y no encontrar objetos.
  • Aumento de la dificultad para memorizar o realizar actividades que requieran pensar.
  • El paciente pierde su capacidad de juicio y no es capaz de determinar la peligrosidad de sus acciones.
  • Se producen cambios en el patrón del sueño, lo que aumenta el riesgo de sufrir alucinaciones, delirios y es posible que este cuadro sintomático lleve a la depresión.

En los casos más graves, los pacientes con demencia ya no son capaces de realizar actividades básicas, tales como comer, bañarse o vestirse. Es posible que sean incapaces de reconocer a familiares cercanos o de entender el lenguaje.

En términos generales, la demencia suele ocurrir a una edad avanzada, entendiendo ésta a partir de los 60 años. Por lo que el envejecimiento supone uno de los factores de riesgo más significativos.

Prevención

La mayoría de las enfermedades de tipo psiquiátrico carecen de medidas preventivas concretas. En el caso de la demencia, es fundamental consumir alimentos saludables y practicar ejercicio de forma rutinaria para mantener el bienestar del organismo.

Además, es importante controlar otro tipo de enfermedades que pueden suponer factores de riesgo, como la diabetes. Por último, los especialistas recomiendan que el paciente acuda con frecuencia a controlarse la tensión arterial y que evite fumar en la medida de lo posible.

Tipos

Existen varios tipos de demencia, pero las más comunes son:

  • Enfermedad de Alzheimer: Es la forma más común de demencia entre las personas mayores. Suele afectar a las partes del cerebro que se encargan del pensamiento, la memoria y el lenguaje.
  • Demencia vascular: Es aquella que se produce después de un problema grave de carácter cerebrovascular (ictus) a lo largo de un periodo de tiempo prolongado y es el segundo tipo de demencia más común.

Diagnóstico

Para diagnosticar la demencia, el especialista llevará a cabo las siguientes pruebas con carácter genérico:

  • Un examen físico completo, revisando, sobre todo, el funcionamiento del sistema nervioso.
  • El médico llevará a cabo preguntas acerca de la historia clínica y la sintomatología.
  • Examen de la función mental del paciente para determinar si tiene alguna capacidad afectada o disminuida.

Tratamientos

Para tratar la enfermedad, es preciso conocer cuáles son los factores causantes e intentar erradicarlos o controlar sus síntomas.

En algunas ocasiones, los medicamentos para tratar la demencia pueden empeorar la situación del paciente, por lo que se pueden llevar a cabo suspensión o cambios de los mismos.

En general, pueden tratarse los daños colaterales que se produzcan (anemia, infecciones o trastornos nutricionales), o disminuir el ritmo al cual empeoran los síntomas a través de fármacos, pero en el segundo caso, los cambios suelen ser imperceptibles.

Por último, se puede iniciar una terapia para ayudar en el comportamiento del paciente, su pérdida de juicio o las confusiones que padece.

Una persona con esta enfermedad requerirá de apoyo en el hogar, el cual deberá aumentar a medida que la patología empeora.

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